domingo, 13 de marzo de 2011

La noche fue mi mejor cómplice, ella observo como cortaba lentamente tus venas,  bebía y bañaba con tu sangre. Tu muerte fue la paz de mi dolor, de este odio que siempre guarde para verte, ahí, tirada a mis pies; mereces que tu alma se pudra en las costillas de Dios.
26/07/04

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